miércoles, 21 de septiembre de 2011

El diseño en la vida diaria

Quizás muchas veces nos hemos encontrado dentro de un almacén de cadena tratando de escoger un detergente para lavar la ropa, una máquina de afeitar, una bebida gaseosa o porque no, un preservativo. Estando ahí nos surge esta duda: "¿Cuál marca elegir?". En ese preciso momento podremos recordar alguna que nos haya recomendado un vecino o nuestra mamá.

Si vamos con alguno de nuestros hijos, emocionados  nos dirán: "Papá, Papá... en el comercial dicen que este lava más y sin tener que restregar!!" O de pronto recordaremos la escena en la que el hombre en medio del desierto sacia su sed tomando a una refrescante Coca Cola. Y claro, no faltará el que, mirando a su hijo revolcarse sobre el piso pidiendo a gritos que le compres unas gomitas del hombre araña, se arrepienta de no haber llevado en el mercado los preservativos con espermicidas que decían en el comercial de Today.

Todo eso suele suceder. Y ahí es donde entra la publicidad como método efectivo para que su marca se venda o no. El papel que desempeñamos los creativos, va mucho más allá de simplemente hacer logotipos, o como dicen muchos clientes: "Hacer el diseño de la papelería". En la antigua escuela nos hablaban de la simetría; de los opuestos y las distancias; la sustracción y la adición; y el significado de los colores. Tal vez por eso muchos de los anuncios que vemos hoy en día, en medios impresos, televisión o internet, tengan un 100% de efectividad o un 100% de fracaso. Bastaría con saber quién capaba la clase de diseño en la U.

El diseño está vivo en el diario de las personas. Lo encontramos desde que salimos de casa, en el letrero pintado a mano que usan las busetas para señalar sus rutas, los avisos luminosos de las tiendas, las tarjetas de crédito, los empaques, páginas web y en general todo lo que se nos pase por el frente, todo. Es por eso que la profesión del diseñador y/o publicista, hoy en día, pasa de ser un simple oficio a ser una gigantesca empresa que brinda trabajo a propios y forasteros, porque de la misma manera encontramos estudios de diseño a nivel profesional, tecnólogo, técnico y hasta en algunos sitios el simple reconocimiento porque el alumno aprendió a diseñar páginas web en Microsoft Word.

Y no es que la persona se haga dependiendo de dónde estudie, aunque influye, pero todo va más en el alumno y sus ganas de aprender y destacarse. Tiene un 50% de creatividad y un 50% de amor por lo que se hace. Un diseñador que no ame su profesión es, como diría Alfonso Lizarazo, "un pueblito sin escuela". Es por eso que a diario vemos creativos que se destacan y salen al mercado con grandes comerciales, logotipos o estrategias que se nos quedan en la mente y de una u otra manera posicionan una marca o un lugar. Así como también vemos los comerciales de segunda que se quedan en una simple idea y al verlos en la televisión, en el empaque del supermercado o en los volantes de semáforo, no nos queda otro remedio que cambiar el canal, no escogerlo o arrugarlo entre nuestras manos y arrojarlo a la basura.

Vivo convencido que el diseño está en nuestro diario vivir, que cada uno de nosotros es un logotipo ambulante, varios llenos de colores y tipografía, otros sencillos y desapercibidos o algunos refinados, simétricos y bien pensados. Por eso a la hora de querer elegir quién le diseñe su logotipo, su página web o su catálogo, escoja bien, mire el portafolio de trabajos y analice con calma antes de simplemente escoger solo porque es el precio más bajo (de las tres cotizaciones que le pidieron de soporte).

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