Una mañana cualquiera del mes de mayo de 1992, Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, en clase de diseño gráfico con Benjamín Cárdenas. Veíamos como el pasar de 6 semestres bajo su batuta nos habían dejado en la cabeza múltiples hallazgos. Conocer la sustracción y la adición de los elementos en el diseño y aplicarlos en los diferentes talleres con papeles recortados, letraset, fotocopias y mil malabares creativos que teníamos que hacer para conseguir entregar un trabajo estético y que cumpliera con lo que él nos enseñaba con tanto esmero. Aquello era aplicar los estándares básicos del diseño.
Una mañana cualquiera del mes de noviembre de 2012, en cualquier lugar donde enseñen diseño gráfico. Un alumno abre el illustrator o el corel, toma el mouse y selecciona algunas de las herramientas propias de estos programas, hace un círculo y con algunos de los filtros le hace un efecto que para él es el más apropiado. Busca una fuente, ojalá las más chocoloca, agrega un degradé y le pone una textura que encontró buscando en Google para finalmente enviar el trabajo a su profesor por email.
Quizás el resultado de todo esto es un logotipo que cumple con la premisa del mismo trabajo, pero no con los estándares que la vieja escuela nos enseño a todos aquellos que la vivimos y la estudiamos.
Aquí es donde me pregunto: ¿Dónde quedó el legado de grandes Maestros como Dicken Castro, Chermayeff, Geismar, David Consuegra, Milton Glaser?
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Blog de giro360
miércoles, 22 de enero de 2020
viernes, 25 de enero de 2013
México lindo y querido
Una ciudad llena de cultura e historia donde caminar por sus calles es remontarse a un pasado lleno de tradición. A pesar de la violencia que azota día a día a la población más vulnerable, México es un país que alberga un sinnúmero de anécdotas. Las pirámides alzadas bajo el intenso sol y los antepasados que se esconden en el rostro de su gente, es una clara muestra de que un lugar puede combinar lo hermoso de una tradición con la incontrolable burbuja de la modernidad.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
El diseño en la vida diaria
Quizás muchas veces nos hemos encontrado dentro de un almacén de cadena tratando de escoger un detergente para lavar la ropa, una máquina de afeitar, una bebida gaseosa o porque no, un preservativo. Estando ahí nos surge esta duda: "¿Cuál marca elegir?". En ese preciso momento podremos recordar alguna que nos haya recomendado un vecino o nuestra mamá.
Si vamos con alguno de nuestros hijos, emocionados nos dirán: "Papá, Papá... en el comercial dicen que este lava más y sin tener que restregar!!" O de pronto recordaremos la escena en la que el hombre en medio del desierto sacia su sed tomando a una refrescante Coca Cola. Y claro, no faltará el que, mirando a su hijo revolcarse sobre el piso pidiendo a gritos que le compres unas gomitas del hombre araña, se arrepienta de no haber llevado en el mercado los preservativos con espermicidas que decían en el comercial de Today.
Todo eso suele suceder. Y ahí es donde entra la publicidad como método efectivo para que su marca se venda o no. El papel que desempeñamos los creativos, va mucho más allá de simplemente hacer logotipos, o como dicen muchos clientes: "Hacer el diseño de la papelería". En la antigua escuela nos hablaban de la simetría; de los opuestos y las distancias; la sustracción y la adición; y el significado de los colores. Tal vez por eso muchos de los anuncios que vemos hoy en día, en medios impresos, televisión o internet, tengan un 100% de efectividad o un 100% de fracaso. Bastaría con saber quién capaba la clase de diseño en la U.
El diseño está vivo en el diario de las personas. Lo encontramos desde que salimos de casa, en el letrero pintado a mano que usan las busetas para señalar sus rutas, los avisos luminosos de las tiendas, las tarjetas de crédito, los empaques, páginas web y en general todo lo que se nos pase por el frente, todo. Es por eso que la profesión del diseñador y/o publicista, hoy en día, pasa de ser un simple oficio a ser una gigantesca empresa que brinda trabajo a propios y forasteros, porque de la misma manera encontramos estudios de diseño a nivel profesional, tecnólogo, técnico y hasta en algunos sitios el simple reconocimiento porque el alumno aprendió a diseñar páginas web en Microsoft Word.
Y no es que la persona se haga dependiendo de dónde estudie, aunque influye, pero todo va más en el alumno y sus ganas de aprender y destacarse. Tiene un 50% de creatividad y un 50% de amor por lo que se hace. Un diseñador que no ame su profesión es, como diría Alfonso Lizarazo, "un pueblito sin escuela". Es por eso que a diario vemos creativos que se destacan y salen al mercado con grandes comerciales, logotipos o estrategias que se nos quedan en la mente y de una u otra manera posicionan una marca o un lugar. Así como también vemos los comerciales de segunda que se quedan en una simple idea y al verlos en la televisión, en el empaque del supermercado o en los volantes de semáforo, no nos queda otro remedio que cambiar el canal, no escogerlo o arrugarlo entre nuestras manos y arrojarlo a la basura.
Vivo convencido que el diseño está en nuestro diario vivir, que cada uno de nosotros es un logotipo ambulante, varios llenos de colores y tipografía, otros sencillos y desapercibidos o algunos refinados, simétricos y bien pensados. Por eso a la hora de querer elegir quién le diseñe su logotipo, su página web o su catálogo, escoja bien, mire el portafolio de trabajos y analice con calma antes de simplemente escoger solo porque es el precio más bajo (de las tres cotizaciones que le pidieron de soporte).
Si vamos con alguno de nuestros hijos, emocionados nos dirán: "Papá, Papá... en el comercial dicen que este lava más y sin tener que restregar!!" O de pronto recordaremos la escena en la que el hombre en medio del desierto sacia su sed tomando a una refrescante Coca Cola. Y claro, no faltará el que, mirando a su hijo revolcarse sobre el piso pidiendo a gritos que le compres unas gomitas del hombre araña, se arrepienta de no haber llevado en el mercado los preservativos con espermicidas que decían en el comercial de Today.
Todo eso suele suceder. Y ahí es donde entra la publicidad como método efectivo para que su marca se venda o no. El papel que desempeñamos los creativos, va mucho más allá de simplemente hacer logotipos, o como dicen muchos clientes: "Hacer el diseño de la papelería". En la antigua escuela nos hablaban de la simetría; de los opuestos y las distancias; la sustracción y la adición; y el significado de los colores. Tal vez por eso muchos de los anuncios que vemos hoy en día, en medios impresos, televisión o internet, tengan un 100% de efectividad o un 100% de fracaso. Bastaría con saber quién capaba la clase de diseño en la U.
El diseño está vivo en el diario de las personas. Lo encontramos desde que salimos de casa, en el letrero pintado a mano que usan las busetas para señalar sus rutas, los avisos luminosos de las tiendas, las tarjetas de crédito, los empaques, páginas web y en general todo lo que se nos pase por el frente, todo. Es por eso que la profesión del diseñador y/o publicista, hoy en día, pasa de ser un simple oficio a ser una gigantesca empresa que brinda trabajo a propios y forasteros, porque de la misma manera encontramos estudios de diseño a nivel profesional, tecnólogo, técnico y hasta en algunos sitios el simple reconocimiento porque el alumno aprendió a diseñar páginas web en Microsoft Word.
Y no es que la persona se haga dependiendo de dónde estudie, aunque influye, pero todo va más en el alumno y sus ganas de aprender y destacarse. Tiene un 50% de creatividad y un 50% de amor por lo que se hace. Un diseñador que no ame su profesión es, como diría Alfonso Lizarazo, "un pueblito sin escuela". Es por eso que a diario vemos creativos que se destacan y salen al mercado con grandes comerciales, logotipos o estrategias que se nos quedan en la mente y de una u otra manera posicionan una marca o un lugar. Así como también vemos los comerciales de segunda que se quedan en una simple idea y al verlos en la televisión, en el empaque del supermercado o en los volantes de semáforo, no nos queda otro remedio que cambiar el canal, no escogerlo o arrugarlo entre nuestras manos y arrojarlo a la basura.
Vivo convencido que el diseño está en nuestro diario vivir, que cada uno de nosotros es un logotipo ambulante, varios llenos de colores y tipografía, otros sencillos y desapercibidos o algunos refinados, simétricos y bien pensados. Por eso a la hora de querer elegir quién le diseñe su logotipo, su página web o su catálogo, escoja bien, mire el portafolio de trabajos y analice con calma antes de simplemente escoger solo porque es el precio más bajo (de las tres cotizaciones que le pidieron de soporte).
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